El mejor curro del mundo mundial

Desde que Noriko Sakai fuera encontrada con...ciertas sustancias que podrían convertir un caballo de madera en uno de esos horribles ponys de colores (que de algún modo me recuerdan a las cajas de los Happy Meals desmontables; sí, lo sé...) nada a vuelto a ser como antes. Un día eres la idol que posiblemente más masturbaciones haya inspirado en el demente panorama sexual nipón, a convertirse en la versión femenina japonesa de "Michael Jackson". Y es que es siempre una moda explotar la vida de los artistas. Sino, ¿de qué vivirían los monologuistas de la Paramount? Que grima además, un mundo sin zappings de famosos haciendo el ridículo.

Es que en Japón, sobretodo, es como entrar en Disney Channel. Si consigues que te saquen una vez, te tirarás el resto de tu vida haciendo bailes estúpidos donde todos se saben la coreografía o peor aún, cumplir los 40 y darte cuenta que estás hablando con una mofeta que en realidad no existe, pero que de tu sonrisa depende la felicidad de millones de niños.
Si una niña se convierte en Idol...en fin, feliz carrera. Tu vida empezará como modelo (aunque no entiendo muy bien como pueden sacar catálogos de niñas de 10 años semi-desnudas en un país donde existen tantas reglas), luego saldrás por la tele promocionando boles de ramen de Maruchan o alguna bebida para más tarde desviarte hacia el camino de la prostitución de lujo abiertamente reconocida, actriz porno o otro tipo de profesión que implica sexo a cambio de dinero y fama: la televisión.

Están las profesionales con carrera como Yuko Fukushima, que llegan a presentar telediarios (hasta que demuestren los contrario) y luego están las locas como la nombrada al principio o Asuka Sawamoto, que se le ocurrió hacer exhibicionismo por las calles de Akihabara. Mal asunto. No os gustaría saber cuanta cantidad de salidos van a Akiba simplemente para sacar fotos de chicas en cosplay(buscad el nombre de la 'artista' en cuestión en google y sabréis exactamente de lo que hablo)...Cuando cumplen los 30 se vuelven las "gatas" que debían ser en su juventud, y por ahí se empieza mal.

Hay tantas ramificaciones en este mundo de las Idol que sería imposible analizarlas todas ahora. Por ejemplo hay gente que colecciona cromos, pero en vez de jugadores de fútbol, aparecen chicas en bikini. Luego existen lugares donde pueden hacer una almohada a tamaño real con la Idol que tu quieras (¿os podéis imaginar el cometido?). También están las sesiones de fotografía a las que puedes acceder sin que seas fotografo en sí, simplemente comprando un DVD te asignan un asiento determinado día para el evento en cuestión y, ¡venga! A hacer fotos como si estuvieras visitando la Torre Eiffel.

La cosa es, que es más fácil ver a alguien ojeando sin pudor revistas donde aparecen niñas, o exponiendo carteles de películas de cine erótico a la vista de cualquiera (en Asakusa hay una sala y no lo ocultan ni mucho menos) que a una pareja besarse por la calle. Como siempre cada vez que comparo Japón con un razonamiento neutral, me sigo viendo sepultado por una avalancha de ideas que son incomprensibles, como las mismas que pueda crear un niño en sus fantasías distorsionadas por la inocencia, sólo que con carácter adulto. Me parece que cada vez que miro a esta gente, siento que no es que sean diferentes a nosotros y por eso lo vemos extraño, es que no tienen la capacidad ni para reconocer en qué mundo viven ellos mismos.

Sé que es una tontería hablar de este tema sabiendo el panorama que tenemos en nuestro país (aquí al menos sustituyen la prensa rosa por programas de comida), pero de nuevo es información que pongo a vuestra reflexión.

¡Talue!
Raúl