Ascensión al Monte Sagrado

Dice un proverbio: "Aquel que sube al Fuji una vez es sabio; quien lo hace dos veces es un necio". O al menos, es una variación del original, sea cual sea, pues buscando en internet se pueden ver decenas de traducciones distintas, como cuando de pequeños (y no tanto...lo que pasa es que hace falta bastante alcohol para que ahora le pilles la gracia al asunto,xD) jugábamos al "telefonillo" y el mensaje llegaba totalmente cambiado al primer emisor.

Pues aquel que dijo ese proverbio, tenía que haber subido al Fujisan por huevos, porque hay que subir para entender que dos veces es una experiencia agotadoramente innecesaria que por otra parte bien sí podría ser gratificante vivirla de nuevo acompañado de la gente adecuada. ¿Que si yo volvería a subir? Probablemente. ¿Cuando? De aquí a mucho tiempo si puedo,xD.

El caso es ver las caras de las personas con las que irremediablemente acabas topándote siempre en tu camino, ya sea estando tu parado o adelantando a los que se han detenido a hacerlo. Al principio son todo saludos, risas y grandes zancadas. Al cabo de las horas el frío, la rarefacción del aire y las piernas mutiladas por el escarpado terreno rocoso y arenizo, van cambiando tu expresión poco a poco. Si tienes la suerte de haber podido reservar con antelación en alguno de los refugios de cualquiera de las 9 estaciones de la ascensión, supongo que tu rostro sería diferente. Pero para gente como nosotros, que pasamos todo el día y toda la noche al raso, soportando temperaturas de menos de 5 grados hasta la cima, no es que tuviéramos una sonrisa de ceja a ceja. No es que no estuviéramos contentos, sino que es como cuando te levantas de una siesta que ha sido más corta de lo que crees y tienes que hablar con alguien de los que estén en casa. Es imposible sacarte una sonrisa en ese momento tan dramático,xDD.

También contaba el hecho de que la noche anterior hubiera dormido sólo un par de horas. Llevaba ya un descontrol de horario bastante retorcido desde la Nakasendo, y no sé por qué pero aunque creí haberme acostumbrado de nuevo al horario, no pude dormir esa noche. Con lo cual cuando llegué a la cima, llevaba oficialmente casi 24 horas despierto, con el cansancio de una ascensión de 8 horas a las espaldas.

El tramo que cogí para subir fue Subashiri-guchi, empezando como lo hacemos casi todos, desde la 5ª estación, a unos 2000 metros de altura sobre el nivel del mar. Ahí compré un bastón, pues desde el camino de Santiago sé valorarlos debidamente, y comencé mi particular reto hasta llegar a la 9ª estación 1776 m más arriba. Casi cada estación contaba con refugios donde podías quedarte a descansar, tomarte un café caliente o comprar comida para seguir ascendiendo. También por unos 200 yenes te grababan un sello en la madera del bastón como recuerdo. Yo opté por no hacerlo. Si, es muy bonito y todo lo que tú quieras, pero: A) Cada sello son 200 yenes. Contad que cada estación contaba con uno o dos sellos, y no todos valían lo mismo... B) El bastón miden más que las espadas de madera que intenté mandar a Julio por correo, así que dudo mucho que me lo dejen enviar. Con lo cual es una estupidez gastar ese dinero si sabes que no vas a poder traértelo de vuelta a tu país.

Luego otra cosa que no logro entender es por qué dejan que la gente reserve con antelación un lugar en los refugios. Intenté entrar a uno para quedarme unas pocas horas y me dijeron que estaba lleno. Bueno, os voy a ser sinceros. No me dijeron eso. Me dijeron: "Lo siento. Este servicio hoy no está disponible porque es verano y fin de semana". Llamadme paranóico, pero un tipo que entendía español más o menos preguntó anteriormente al dueño del refugio que cuanto costaba pasar unas horas en él, y HABÍA sitio disponible. Tan sólo unos diez minutos después entré y me dijeron lo otro. Y otros diez minutos después observé como unos cuantos japoneses preguntaban si había sitio disponible y les acompañaron a la habitación...Otra muestra más del racismo de los japoneses. Perdonad que lo muestre tan explícitamente, pero es lo que es. Más pruebas irrefutables.

Sobre la dureza de la ascensión...No voy a deciros que es algo que no pueda hacer una persona sin preparación, no es verdad. Hay niños que lo hacen con sus padres (la mayoría ascensiones durante el día) y verano es la mejor época para que aquellos que no sean profesionales puedan hacerlo. Son, por el contrario, muchos metros que subir, la cantidad de aire va descendiendo con la altitud, y los terrenos son cada vez más verticales a medida que nos acercamos al cráter. Además hay tramos que son muy duros, como del octavo al noveno, en los que sólo son rocas y más rocas, y cuestas interminables (sin tener en cuenta que lo hice de noche, con lo cual doble dificultad). Se puede hacer perfectamente en 6 o 7 horas parándote frecuentemente para acostumbrarte a la rarefacción del aire y disfrutar de la ascensión.

Lo más duro de todo fue afrontar el frío a esas alturas cuando te detenías a descansar. Tened en cuenta que había calculado erróneamente mi tiempo y me quedaban, estando en la séptima estación, unas ocho horas hasta el amanecer y como mucho unas dos horas o tres de ascenso. Con lo cual fue la espera lo que más pie dio al frío para calarse, a pesar de que iba bastante abrigado. Aunque únicamente me entró por los pies (aún llevando tres pares de calcetines...), sobretodo en la cima, a menos de cinco grados centígrados. Pero bueno, que os voy a decir...ya me hubiera gustado a mí pasar este tipo de frío el año pasado cuando estuve en París a últimos de Febrero...Íba igual de abrigado que para esta ascensión y tiritaba todo mi cuerpo. ¡Verídico al 100%!xDD.

Para cuando llegué a la cima, quedaban aún dos horas para el amanecer. Ahí fue cuando cogí más frío (ni siquiera cuando me quedé durmiendo al raso en la 8ª estación). La parte positiva, pues siempre la hay, es que me coloqué el primero para tener una vista privilegiada del evento y poder sacar las mejores fotos sin gente delante. Además disfruté enormemente de la compañía de un par de parejas de brasileños que me compraron una lata de café caliente, un paquete de galletas, ¡e incluso insistieron en que llamara a mis padres con su móvil! (cosa que no hice, por supuesto, una cosa es una lata de café de unos abusivos 400 yenes, y otra cosa es una llamada internacional desde Japón). Muy buena gente, de verdad. Ellos llevaban viviendo aquí 15 años (ya se sabe donde van los brasileños en Japón...o a Gunma o a Shizuoka,xD) pero estaban de acuerdo conmigo en muchos aspectos de los que hablábamos. La diferencia es que ellos están aquí por necesidad, con lo cual hay temas que por más duros que parezcan, no dejan de ser bendiciones si los comparamos. Odio las comparaciones, pero hay verdades que no pueden ser obviadas.

Después de la maravillosa salida del sol, por suerte la temperatura ya había cambiado y al llegar de nuevo a la 8ª estación no tuve más remedio que quitarme los guantes polares (que de no tenerlos ahora estaría hablando con otro tono, ¡benditos fueron!) y la chaqueta más gruesa. También era menos tiempo para el descenso porque la ruta tomaba un rumbo distinto al de subida mucho más directo a la 5ª estación de orígen. Pero...dichosa cuestecita de descenso...Si mezclamos una inclinación importante del terreno, con el hecho de que este sea todo arenilla de una profundidad considerable, ¿qué tenemos? Pues casi unos 4 km de ostias y caídas de risa por todas partes, sin contar con la tensión que generan los músculos al apoyarnos sobre terrenos tan poco estables y además inclinados (y los talones...uff...). Cada vez que te detenías para descansar, era inevitable que las piernas temblaran un rato por la presión ejercida en cada paso.

Al llegar de nuevo a la quinta estación, te esperaban unos payos gritándote "gokurosama deshita!" (buen trabajo) y ofreciéndote una buenísima taza de té (gratis).

¡Promesa cumplida!

De nuevo a Tokyo, a preparar el último pase que me queda en el Seishun 18 Kippu, y a aprovechar esta última semana de vacaciones (todavía no he hecho los deberes, mierda,xD).

¡Un abrazo a t2, sobretodo a una persona en especial!
Raúl

P.D: Sobre la pregunta abierta de: ¿Dónde measte? Se podría decir que me meé en el monte sagrado de los japoneses,xD. Fue por pura necesidad. Las dos veces que lo hice me encontraba a mucha distancia de las estaciones (y mi vejiga es de largo menos religiosa que yo) además que no pensaba pagar 200 yenes por hacer una necesidad de la naturaleza cuando podía hacerlo en la propia naturaleza, ya me entendéis.